En el transcurso de toda nuestra vida, estamos en constante búsqueda de personas que puedan ser afines a nosotros, individuos que compartan algunas de nuestras ideas, en los que podamos encontrar una afinidad común por ciertos temas. Buscamos a este tipo de personas porque nos gusta sentirnos entendidos y sobre todo, parte de algo más grande, ya sea una amistad, un grupo, o hasta una sociedad. Para los humanos tener un sentido de pertenencia frente a algo, es vital.
Además de lo anterior, la dinámica que tiene el mundo hoy en día se da para crear este tipo de vínculos. Se habla de un mundo transdisciplinar, en el que diferentes disciplinas convergen para complementarse y crear nuevos desarrollos que en pasado no era posible por el tipo de vida que llevamos. Antes era muy marcada la diferencia entre médicos, abogados, físicos, veterinarios, etc., pero en este momento ya no es así. Usualmente nos vemos en la necesidad de trabajar con otros, aprovechar sus capacidades y ayudarles con sus falencias, para crear trabajos y desarrollos mucho más fuertes y complejos.
La creación colectiva, en mi opinión, es todo lo anterior. Es unir un grupo de personas, las cuales están interesadas en un fin común, en la que cada una de ellas es una pieza indispensable de un gran rompecabezas. Cada cual es diferente, a pesar de que trabajen en pro de un proyecto común, cada cual viene cargado de simbolismos, ideales, pensamientos, que son vitales para el desarrollo de estas piezas. No es cuestión de estar 100 porciento de acuerdo con los demás, se trata de complementarse, que desde las discrepancias y las convergencias se cree algo tan fuerte, que no hubiera sido posible desde la individualidad. Se trata de reflexión, de abrir un poco la mente a la opinión de otros, de pelear un poco, de gozar con los demás, pero sobre todo, de aprender en conjunto y abrirse a crear vínculos intelectuales y emocionales con los demás.
Tengo un grupo de amigos que viven en Bogotá. Ellos son Deo, Load, Arco y Cuatro. Se conocen desde muy pequeños, desde que estaban en el colegio. Por cosas de la vida, se toparon con la expresión artística del grafiti, y hoy en día, han consolidado un colectivo llamado AEC CREW. Hace unos meses hablando con uno de ellos, Cuatro, el cual me contó un poco cómo era trabajar con sus amigos. Me decía que era algo increíble, que el vínculo que tiene con estos tres locos más, no es igual al que tiene con cualquier otro amigo. Es como una familia, se cuidan entre ellos, discuten constantemente sobre lo que piensan, sobre cosas nuevas que han descubierto, llevando a conversaciones que a veces una noche no es suficiente. Para él, un colectivo no era algo nada sencillo, es lidiar con las mentes de 4 individuos diferentes, los cuales pueden llegar a ser muy difíciles de poner de acuerdo, pero en todo caso, si siempre seguimos amando lo que hacemos, cualquier mínima diferencia que pudo haber existido, se vuelve totalmente banal. Como me decía Cuatro, es cuestión de querer y sentir pasión por lo que se hace, y si hay ese “feeling”, entonces todo puede funcionar.


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