jueves, 18 de noviembre de 2010

EL IMAGINARIO DE LA CREACIÓN DE VIDA ARTIFICIAL


Desde hace mucho tiempo, desde la mitología y casi la mayoría de religiones, ha existido la idea de la creación de seres sobrenaturales, los cuales poseen ciertas características humanas, pero se desprenden de lo natural. Desde esta tradición, la industria audiovisual y multimedia, el internet y los medios de comunicación han utilizado este “imaginario” para crear nuevas formas de vida, personajes artificiales, vida que se combina con la tecnología y máquinas con características muy peculiares, algunas veces hasta desconcertantes para el espectador. Este nacimiento de nuevos seres, provoca paralelamente miedos y cuestionamientos con su práctica, ya que sentimos que estamos rompiendo las barreras de la ciencia y la religión, tomando las veces de creadores absolutos, poniendo así en peligro el “orden natural” de las cosas.

Los primeros visos de vida artificial, se dieron durante la primera mitad del siglo XX, con la imagen del robot. Un artefacto, que era mitad máquina y mitad esclavo con más o menos apariencia humana. En 1917 aparece en la obra “Rossum’s Universal Robots” por primera vez este término, lo que inundó el mundo literario y cinematográfico con nuevos artefactos artificiales, que al principio servían a los humanos pero que poco a poco, fueron asociados con características agresivas y peligrosas para el planeta. A partir del robot nacen también los androides y el cyborgs. El primero de ellos es un robot con una perfecta apariencia de humano, y el segundo, es un hombre mitad máquina que se nutre de transplantes y avances en la biotecnología, alimentado por el deseo de alcanzar una identidad omnipotente y más poderosa que los demás humanos. Estos “seres” impulsaron los primeros miedos alrededor de la vida artificial, con la idea que en una sociedad futura, si no eran tratados con mucha cautela, podían llegar a dominar la humanidad. Pero lo anterior fue cambiando alrededor de los años sesenta, con la instauración de la robótica, la cual puso a estas máquinas dentro de la vida cotidiana de las personas, quitándole un poco ese imaginario de apariencia humana y convirtiéndolos en objetos puramente prácticos. A pesar de lo anterior y el cambio que sufrieron las máquinas, persiste dentro de nuestras creencias y también impulsadas por los medios de comunicación, novelas y películas, esos viejos miedos de que si no manejamos con cuidado la manipulación de máquinas, ahora enfocados a cyborgs y androides, podríamos tener resultados adversos y hasta poner en peligro nuestra existencia en un futuro.

Posterior a los años 60s, este imaginario de los robots con apariencias humanas, es dejado a manos de creativos, ilustradores y artistas, ya que ingenieros y productores de “robots reales”, no les interesaba en ese momento cómo podían combinar lo real y lo artificial. Luego del imaginario del robot, hizo su aparición un nuevo de terreno a partir del surgimiento de tecnologías digitales: el mundo virtual,  la creación de personajes y alter egos. Sus inicios tuvieron lugar en los años setentas, con la generación de tecnología CGI (imagen gráfica por computadora), la cual fue lo primero de lo primero referente a imágenes creadas digitalmente. En universidades norteamericanas, se diseñaban programas para crear figuras geométricas, líneas, círculos cuadrados a partir de simples programas. Tal vez esto parezca un poco simple y bobo, pero por algo se tenía que empezar. Estos pequeños inicios, hicieron que en esa época, estudiantes como Edwin Catmull, vislumbraran la animación por computadora como una evolución natural de la animación tradicional. Pensar en el desarrollo de personajes virtuales, que en un futuro, fueran tan parecidos a los reales, que la línea entre real y virtual fuera desapareciendo. Este estudiante creó una animación que consistía en una mano que se abría y se cerraba. De nuevo parece muy fácil y básico, pero en la actualidad, Catmull es el presidente de Pixar.

Estas primeras investigaciones eran conducidas por ingenieros y técnicos, centrados en crear aplicaciones prácticas para la industria, como simuladores de vuelo, procesos científicos, diseño asistido por ordenadores, etc. Pero fueron los artistas, seducidos por este nuevo lienzo de posibilidades, que utilizaron este medio para crear una realidad nueva, totalmente virtual. En los años setenta se empieza a producir un cambio en la filosofía de informática y el poder de los ordenadores. Se empieza a vislumbrar como tecnologías cuyo fin es la creación de universos paralelos, donde se pueda interactuar, sentir, comunicarnos y simular cualquier proceso de nuestra experiencia. Esto nos pone a pensar un poco, y como lo señala Gene Youngblod, que pasará cuando la realidad virtual sea tan buena o mejor que la real. Qué sucederá con el mundo tangible, con el tipo de relaciones e interacciones que llevamos teniendo hace tantos años.

Comienzan los planteamientos de crear un humano virtual, un humano que sea sintético, pero que su parecido con la realidad sea tan pero tan grande, que lleguemos a considerarlo como parte de lo natural. Creaciones 3D para las industrias cinematográficas toman acción sobre este cambio, películas como “El secreto de la Pirámide” y “Nestor”, son los pioneros en realizar lo anterior.

Al instaurarse ese imaginario de vida artificial y personajes virtuales, todo avance tecnológico que pueda nutrir esta nueva realidad, cualquier nueva técnica, viene cargada con elementos ideológicos, y con ello con nuevos miedos y cuestionamientos a lo que podrían llegar a generar. Esas ideologías las podemos denominar, en forma genérica, como “El imaginario de la Creación de Vida Artificial”, lo cual es un conjunto ce creencias y temores que acompañan a toda tecnología que implique el fin de crear vida artificial.

Ya de nuevo centrándonos en las realidades virtuales y estos personajes, hay que anotar que el impacto psicológico que tienen estos personajes, sobre sus creadores, es muy grande. Al crear un personaje virtual, una persona crea un vínculo muy estrecho con este. Puede crear un personaje con características muy parecidas a él, crear casi que un espejo de su realidad. Otra opción es crear una versión mejorada, lo que quisiera llegar a ser, eliminando sus defectos, engrandeciendo sus virtudes y agregando otras que tal vez no tenga. Si, es un mundo virtual, pero la línea que divide lo real con lo imaginario se rompe totalmente al involucrarse, comunicarse y relacionarse con otros, a través de este personaje, con el que ha creado ya un vínculo de uno a uno. Pensemos también un poco en los personajes de películas animadas, o en  aquellas que combinan imágenes real con imágenes creadas en 3D. Estos animadores y creativos se esfuerzan altamente en crear personajes que sean “creíbles”, criaturas que al ser vistas en la pantalla, nos hagan estremecer, seamos capaces de sentir lo que están sintiendo, y a pesar de que sabemos que no son reales, nos parece que lo son.


En lo anterior nace un nuevo miedo sobre la vida artificial. Al romper y eliminar las fronteras entre esos dos mundos, nos sentimos inseguros entre lo que es real y lo que no lo es. Esa indefinición de esos límites nos provoca un poco de angustia, desconcierto, inseguridad, sensaciones que nos hace dudar de lo que estamos viendo y crea sensaciones ambiguas sobre nuestras experiencias pasadas y lo que estamos viviendo en el presente. Pensemos un poco cuando éramos niños. Casi a todo objeto y cosa que veíamos le dábamos un valor de vida. Jugábamos con muñecos inanimados, le teníamos también miedo a nuestros propios juguetes en la oscuridad, pensando que nos podrían llegar a hacer daño y hasta eramos capaces de crear una realidad totalmente paralela a partir de cualquier cosa a nuestro alcance. Pero al crecer empezamos a vislumbrar esas barreras entre real e irreal, perdemos el miedo a que las cosas inanimadas tengan vida y dejamos un poco de lado ese imaginario de vidas paralelas.

Pero como hoy en día, unimos lo virtual con lo real, esos imaginarios de vidas paralelas vuelven a ser tangibles. Creamos vidas, una familia, relaciones y personajes dentro de estas vidas artificiales. Como ya lo había anotado anteriormente, ese personaje virtual, es muy importante. En ese personaje, o avatar, ponemos pedacitos de nuestra alma. Reencarnamos dentro de ellos, ya que nosotros somos los controladores, pero con la ventaja que podemos llegar a ser quien nosotros queramos.

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