martes, 16 de noviembre de 2010

¿La Mata Que Mata?


Esta instalación fue una pequeña continuación de nuestro primer proyecto. Teniendo en cuenta nuestra sensibilidad por las plantas y los cultivos de nuestro país, nuestro grupo decidió trabajar de nuevo un tema relacionado con estos seres vivientes. Afectados y al estar en total desacuerdo con la nueva estrategia comunicativa de la “Mata que Mata”, quisimos realizar una instalación artística, que se enfocara en realizar una postura crítica a todo lo que se ha desarrollado a partir de esta publicidad.

“La Mata que Mata”, es una serie de comerciales, en los que habla una dulce niña, de aproximadamente unos 6 a 10 años, dentro de los que se “explica” lo peligroso y temibles que son los cultivos ilícitos de marihuana y coca en nuestro país. Estos comerciales son una total manipulación para la audiencia, claro está, todos los comerciales lo son, pero estos en particular va dirigido al punto de la sensibilidad hacia lo infantil, en donde una persona se siente más aludida si un mensaje es entregado por parte de un niño. Lo triste de esta propuesta publicitaria, es que se encarga de mostrar a aquellos que cultivan estas plantas, los campesinos, colonos e indígenas, como unos seres monstruosos, los cuales llevan consigo una mancha de sangre imposible de quitar.

Otro punto inaceptable en estos comerciales, es que estigmatizan terriblemente el nombre de estas especies. Una planta no es asesina, una planta es simplemente un ser viviente, que tiene ciertas características propias. Tristemente, las características “negativas” (plantas psicoactivas) de la coca y la marihuana son las exaltadas dentro de las campañas, para darles a entender a los espectadores que son matas perjudiciales tanto para las personas, como para la sociedad en general. Estas plantas, sobre todo la coca, tienen una importancia grandísima que va desde lo histórico y lo cultural, hasta características curativas  muy adecuadas para algunas enfermedades. Lo mismo sucede con  la marihuana. En muchos países se aprueba el uso medicinal de ella, con una fórmula realizada por un médico certificado, pero lo que concierne en Colombia, esta mata, supuestamente “mata”. Con nuestra instalación no queríamos convencer a nadie de que consuma o esté de acuerdo con ello. Simplemente queríamos realizar una posición crítica a la forma en que se han satanizado estas plantas, y que los realmente malos en esta situación no son las plantas, sino aquellos que se aprovechan de su ilegalidad, hasta el punto de hacerle daño al medio ambiente por producirla de una forma inadecuada y en cantidades demasiado exuberantes.

Decidimos que  la propuesta iba a constar de tres maticas de marihuana y una de coca. Inicialmente quisimos buscar una serie de materas en forma de calaveras, pero no pudimos encontrar una que comunicara exactamente lo que queríamos. Utilizamos un orinal para plantar la mata de coca, con el fin de generar una descontextualización de objetos y también queriendo mandar un segundo mensaje, en el que las cosas pueden ser reutilizadas para otros fines que no son el principal. Realizamos dos fichas técnicas con información sobre estas plantas, exaltando los usos medicinales y alternativos de ellas, que no son muy conocidos por todas las personas. Además de todo lo anterior, agregamos seis calaveras, tres con formas muy convencionales y coloreadas con los de bandera de nuestro país. Las otras tres calaveras tenían un estilo un poco mexicano, con el fin de comunicar el concepto de psicodelia que está relacionado con su consumo.

Los resultados y observaciones que obtuvimos fueron excelentes. En un comienzo teníamos una pista de música sonando, que dice “huele a mariacachafa”. La importancia del sonido en una instalación, tanto artística, urbana y conceptual, es demasiado grande, ya que llama la atención de aquellos que pasan por ahí desde el sentido de la audición. Las personas se acercaron, miraron las plantas. Otros se tomaron el tiempo de leer con detalle la ficha técnica y también observaban fijamente el nombre del proyecto: “¿La mata que mata?”. Algo muy curioso, es que se podía distinguir entre aquellos que son consumidores y aquellos que no. Los consumidores se reían, les parecía muy curioso encontrarse con una planta dentro de la institución educativa. Algunos de ellos eran hasta capaces de decir cuántos días de sembrada tenían las maticas. Aquellos que desconocían que eran plantas de marihuana y coca, nos preguntaban si eran de verdad, les parecía muy extraño y su acercamiento hacia ellas, se notaba un poco temeroso. Es increíble que una persona pueda sentir temor a una simple planta, todo esto causado por los medios de comunicación y hasta por la crianza que pudo tener ese individuo.
Fue muy divertido realizar este proyecto. Pienso que los resultados fueron excelentes, los espectadores recibieron de forma satisfactoria el mensaje, y ya con esto, pueden sacar sus propias conclusiones sobre el tema.

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